Mi lista de blogs

miércoles, 8 de diciembre de 2010

ESPEJOS


Atrapado por los espejos, a su paso me poseen sin remedio, su poder de evocar el reflejo de mi rostro hasta el límite irracional del dandismo narcisista elimina toda mi libertad de acción y movimiento; no puedo llegar a comprender la naturaleza cruel de tan malsana afición, tan solo sé que me domina, elimina mi personalidad, estoy agotado de tan inverosímil posesión y trato de eliminar mi deseo involuntario con nicotina manchada de neurosis, pero es inútil, completamente inútil.
No alcanzo a saber cuándo empezó esta práctica enfermiza, cuando me di cuenta de ello ya estaba atrapado en esa extraña espiral cuyo fin supremo es el reflejo de mí mismo en un espejo.Dentro de éste, subyugante, esta él, él, que se supone que soy yo, pero no lo soy, no, no lo soy, es un reflejo, un reflejo de mí mismo que carece de la normalidad de cualquier reflejo normal, ya que éste parece estar dotado de vida propia.
A veces, sentado en mi despacho, leyendo, escribiendo o simplemente observando, una vez más, el retrato de aquella mujer que amé en un tiempo ya pasado, lejano como su recuerdo, lejano como su muerte que no alcanzo a asimilar, él me llama, se me manifiesta camuflado como la voz de mi conciencia, pero sé que no es ella la que me habla, lo sé, lo sé, maldita sea.
Sudoroso y asustado, siempre sucumbo a su llamada, y entonces, siempre lo mismo, siempre lo mismo, la misma historia.
Cuando llego a uno de tantos de los espejos que ocupan mi casa, me planto delante de él y allí, observándolo, paso largos minutos, él me observa desde su mundo irreal y aunque no se ríe, aunque realiza los mismos gestos y movimientos que yo realizo, de sus ojos se desborda una carcajada burlona y cruel. Entonces trato de huir, pero no puedo, no puedo, siento una especie de atracción fatal cuyo principio es el veneno de su dominación, y allí me quedo, paralizado, observándome patológicamente como un estúpido engreído, y me es imposible marcharme hasta que él se canse de mí.
Cierta vez, su voracidad de mí llegó al extremo de mantenerme un día entero frente al espejo. El mundo real me pareció entonces inmensamente lejano y siempre sus ojos reflejaban esa carcajada burlona y cruel; ese día resultó especialmente horrible y al mismo tiempo esclarecedor, ya que mientras mi rostro se deformaba con el sufrimiento, el dolor y la humillación que aquel ser me infringía. el suyo permanecía fresco y juvenil, reluciente de felicidad. Entonces tuve la certeza absoluta de que mi reflejo no era yo, era un ser espeluznantemente real en su irrealidad. Creí entonces volverme loco y al día siguiente retiré todos los espejos de mi casa. La normalidad rutinaria volvió a mi vida y creí haber eliminado aquello que yo calificaba de alucinación paranoica.
Una tarde, sentado  en el sofá del comedor, observando la televisión, pude darme cuenta de que no era así. En un acto de descuido natural, giré la cabeza hacia el ventanal de la habitación y allí estaba otra vez, me miraba desde mi propio reflejo reflejado en la ventana, me llamaba con su dedo indice indicándome que me dirigiera hacia él. Incapaz de alterar su voluntad me levanté del sofá y fui hacia la ventana y, sin saber cómo ni por qué, me introduje en su cuerpo de vidrio.
Estaba dentro de la ventana, junto a mi reflejo, en una extraña superficie que resultó ser una réplica exacta del reflejo del comedor real.
Tuve miedo y trate de huir, pero me fue imposible ya que en un rápido movimiento, en silencio, siempre en un silencio sepulcral, aquel ser se acopló a mí como un cuerpo astral se acopla al cuerpo fisico a la vuelta de su viaje.
LLevo aquí, en este mundo, dos años largos. En el mundo real se me dio por desaparecido y otro inquilino ocupa ahora la casa. Trato de comunicarme con él a través de los espejos. Para él solo soy su reflejo, pero tardará poco en darse cuenta de que no es así y yo, por mi parte, de dominarlo y atraerlo hasta ese mundo donde ahora habito. El ser que me trajo aquí era otra víctima de esta maldición de la cual él no supo darme explicación alguna, sí pudo contarme que al atrapar a otro ser vivo eres devuelto al mundo real de los hombres.
- ¿Quizá en otro lugar y con otra identidad ?- le pregunté.
- sí,exacto, simplemente vuelves a nacer en un parto normal, de una mujer normal, vuelves a crecer, a ser un niño y a pasar todo el proceso que la vida conlleva.
Me explicó también que no recordaría nada sobre esta experiencia vivida, aunque si tendría ciertas lagunas mentales a lo largo de mi nueva vida, las cuales, como piezas de un rompecabezas me irían desvelando la verdad de lo vivido. Despues de todo, me dije, el fin de tan horrible experiencia tenía cierto encanto, poder volver a disfrutar la niñez era algo hermoso.
No tardé mucho en hacer seguir el proceso al nuevo inquilino. Me vi librado de la maldición y volví a nacer en un cuerpo de niño. Lo hice en la misma época y en el seno de una familia similar a la que tuve en mi pasado. No tardé en percatarme con cierto asombro, pero ya sin miedo alguno, de que volví a ser atrapado por el reflejo de mí mismo en un espejo y con ello a empezar de nuevo todo el proceso siguiente.


Ahora  ya solo me queda el consuelo de poder saber el secreto de esos cotidianos pensamientos que asaltan a los niños y adolescentes al vivir una situación y sentir que ya la han vivido en otro momento. El secreto está en que la espiral de esta maldición- llamémosle, por qué no, bendita- es infinita y constituye un equilibrio cósmico en la existencia humana. Resulta ser una especie de inmortalidad a la cual sólo unos pocos elegidos pueden tener acceso. Los espejos son la puerta, así que no os asustéis si os sentís dominados por vuestro reflejo ante un espejo, ya que simplemente es la llave de la inmortalidad, de vuestra inmortalidad.

Publicado en el año 1999 en Iralka literaria (Navarra )

No hay comentarios: