Me acomode como pude en una desvencijada y raída butaca, heche
un vistazo a mi alrededor, la sala estaba vacía, cosa que me resulto muy
extraño, ya debería haber sospechado algo al ver la vieja y sucia fachada del
edificio, la puerta casi arrancada de sus picaportes y nadie en una taquilla
cerrada, pero tampoco me importo demasiado,me apetecía ver una película,
un corto en este caso, a pesar del aspecto desolado del cine, estaba programado
para ese día y a esa hora y entre, así, sin pensármelo, llegue justo a tiempo,
comenzaba el corto,un personaje intenta proyectarse en un proyector
de imágenes para escuchar su futuro, surge una escena de la película alemana
del año 1932, Vampyr, aquella en la que uno de los actores es trasportado
en un ataúd en el que una pequeña obertura cuadrangular,a modo de pequeña
ventana, deja ver su rostro con sus ojos muy abiertos,mezcla de espanto y
horror, atrapado en una carcasa de la que no puede escapar, sobresaltado y
sorprendido descubro que el rostro del personaje que esta metido en el ataúd
es el mío, pero tampoco me importa demasiado, me acomodo bien la espalda
en la desvencijada butaca y sigo mirando,el personaje apaga el proyector de su
imaginación y vuelve a la realidad.
Un aroma dulzón y agradable de detergente y ropa limpia se escapa
de una lavandería reconfortándole gratamente, unos niños juegan al
futbol en una plaza redonda recordándole cuándo el lo hacia de niño,
sonríe nostálgico.
Anda, callejea, pasea solo, esta solo,sobre fondo negro en letras blancas:
- se dice a sí mismo-
¨ en el fondo, tal vez,
es una decisión,
una elección, mi elección, mi decisión¨ .
Entra en un parque, sintiéndose atrapado por el bosque de arboles, el olor fresco
e intenso de la tierra mojada lo acoge con humilde hospitalidad,
lo aspira profundamente y se enamora de su fragancia.
La pantalla se funde en negro y poco a poco, en un círculo que se
agranda aparece otra escena.
En la tienda de los corazones rotos se toma una cerveza y recoge el
suyo que empeño tiempo atrás, empeñado el en amar a ciegas y
ser amado sin razón, su corazón está más que loco él, pero siempre lo
sigue. Sincronizado con la voz del personaje, con sonorización
estereofónica, los dos en una sola voz resonando en la vacía sala,
exclamamos en voz alta: ¨ Pensar es patrimonio de los pensadores,
no soy un pensador,soy un impulso que rueda y rueda sin querer
que su rodar pare ¨.
Sale de la tienda de los corazones rotos, está atardeciendo y va a
despedirse de unos amigos que visito el día anterior, son unos burros
que están en el prado de una casuca mezclados con la ciudad, cercados
por una verja de alambre de espino metalico, rodeados de edificios
donde viven personas modestamente humanas y un bar en la esquina.
Los llama, pero no van, el más grande, a lo lejos, lo mira y rebuzna
alto, fuerte y contundente, lo hace varias veces, el se lo toma como
su despedida, - adiós, burrito -hermoso animal de mirada dulce que se
dejó acariciar por su mano recibiendo con gratitud su desinterasado cariño.
Fundido en negro y un circulo que se agranda........
Se marcha hacia otro lugar, pero no es una despedida, es un hasta luego.
el círculo se va haciendo pequeño.......
FIN
Se apaga la pantalla y las luces de la sala, a oscuras, tanteando butacas,
salgo a la oscuridad de la noche, me lio un cigarro, lo enciendo y me
marcho hacia otro lugar, pero no es una despedida, es un hasta luego.
FIN
extraño, ya debería haber sospechado algo al ver la vieja y sucia fachada del
edificio, la puerta casi arrancada de sus picaportes y nadie en una taquilla
cerrada, pero tampoco me importo demasiado,me apetecía ver una película,
un corto en este caso, a pesar del aspecto desolado del cine, estaba programado
para ese día y a esa hora y entre, así, sin pensármelo, llegue justo a tiempo,
comenzaba el corto,un personaje intenta proyectarse en un proyector
de imágenes para escuchar su futuro, surge una escena de la película alemana
del año 1932, Vampyr, aquella en la que uno de los actores es trasportado
en un ataúd en el que una pequeña obertura cuadrangular,a modo de pequeña
ventana, deja ver su rostro con sus ojos muy abiertos,mezcla de espanto y
horror, atrapado en una carcasa de la que no puede escapar, sobresaltado y
sorprendido descubro que el rostro del personaje que esta metido en el ataúd
es el mío, pero tampoco me importa demasiado, me acomodo bien la espalda
en la desvencijada butaca y sigo mirando,el personaje apaga el proyector de su
imaginación y vuelve a la realidad.
Un aroma dulzón y agradable de detergente y ropa limpia se escapa
de una lavandería reconfortándole gratamente, unos niños juegan al
futbol en una plaza redonda recordándole cuándo el lo hacia de niño,
sonríe nostálgico.
Anda, callejea, pasea solo, esta solo,sobre fondo negro en letras blancas:
- se dice a sí mismo-
¨ en el fondo, tal vez,
es una decisión,
una elección, mi elección, mi decisión¨ .
Entra en un parque, sintiéndose atrapado por el bosque de arboles, el olor fresco
e intenso de la tierra mojada lo acoge con humilde hospitalidad,
lo aspira profundamente y se enamora de su fragancia.
La pantalla se funde en negro y poco a poco, en un círculo que se
agranda aparece otra escena.
En la tienda de los corazones rotos se toma una cerveza y recoge el
suyo que empeño tiempo atrás, empeñado el en amar a ciegas y
ser amado sin razón, su corazón está más que loco él, pero siempre lo
sigue. Sincronizado con la voz del personaje, con sonorización
estereofónica, los dos en una sola voz resonando en la vacía sala,
exclamamos en voz alta: ¨ Pensar es patrimonio de los pensadores,
no soy un pensador,soy un impulso que rueda y rueda sin querer
que su rodar pare ¨.
Sale de la tienda de los corazones rotos, está atardeciendo y va a
despedirse de unos amigos que visito el día anterior, son unos burros
que están en el prado de una casuca mezclados con la ciudad, cercados
por una verja de alambre de espino metalico, rodeados de edificios
donde viven personas modestamente humanas y un bar en la esquina.
Los llama, pero no van, el más grande, a lo lejos, lo mira y rebuzna
alto, fuerte y contundente, lo hace varias veces, el se lo toma como
su despedida, - adiós, burrito -hermoso animal de mirada dulce que se
dejó acariciar por su mano recibiendo con gratitud su desinterasado cariño.
Fundido en negro y un circulo que se agranda........
Se marcha hacia otro lugar, pero no es una despedida, es un hasta luego.
el círculo se va haciendo pequeño.......
FIN
Se apaga la pantalla y las luces de la sala, a oscuras, tanteando butacas,
salgo a la oscuridad de la noche, me lio un cigarro, lo enciendo y me
marcho hacia otro lugar, pero no es una despedida, es un hasta luego.
FIN